lunes, 1 de diciembre de 2014

NO SE COBRAN LOS ENCARGOS



La venganza es un plato que se sirve frío; dicen. El problema es para aquellos a quien satisface mucho más un cocido calentito en mitad del fragor de la batalla que un gazpacho recién sacado de la nevera mucho tiempo después.

A cada cerdo le llega su San Martín; dicen. Pero hasta que llega el Santo, hay quien se cansa de esperar viendo al gran cerdo -y los cerditos que surgieron a su alrededor con la esperanza de conseguir  migas de bellota- campar a sus anchas por la dehesa extremeña, come que te come las ricas bellotas (los cerdos apenas saben hacer otra cosa). Y al final, tras San Martín, ¿quien se comerá los jamones? Pues un afortunado que no pagó para alimentar al gocho pero aquel 11 de noviembre pasaba oportunamente por allí.

Puercos y Juditas,  todos conocerán alguno...

No se apuren, cada paso que da el zorro le acerca más a la peletería.

Península Ibérica. siglo II A.C. Según relatan historiadores romanos como Diodoro de Sicilia y Apiano, existió en Hispania -cuando Hispania sólo era Hispania y no existían ni España ni Portugal- un pastor de nombre Viriato, después reconducido en caudillo de las guerrillas antiromanas, entregado en cuerpo y alma  a combatir la expansión del Imperio Romano por territorio de la Península. El pretor romano Marco Atilio Serrano había firmado con los lusitanos un tratado de paz, tras el cual los lusitanos se habían rebelado. Acudieron, tiempo después, a templar gaitas ante el Pretor Galba, sucesor del anterior, quien ladinamente les prometió la entrega de tierras pero pronto mató a miles de ellos, envió al resto a las Galias como esclavos y sólo pudieron escapar un pequeño puñado (alrededor de 1000), entre ellos Viriato, que dedicaron el resto de sus vidas a combatir a Roma.

Bravo y temido adversario de las legiones romanas, se referían a él los romanos como el Dux del ejercito lusitano, como Imperator de las tribus celtíberas y lusitanas y gran protector de la Hispania.
Guerreando durante años contra las huestes romanas fue ganando fama, prestigio y terreno. Numerosísimas fueron las victorias militares que les infligió y, poco a poco, sería considerado el terror de Roma que enviaría a sus mejores generales, gran número de tropas e incluso diez elefantes a luchar a Hispania por su causa.
Cuenta la historia, o la leyenda, que el último de estos generales (año 139 - 138 a.c.), el pretor Quinto Servilio Cepión, recibió un día a tres embajadores de Viriato, los ursonenses Audax, Vitalcos y Minuros. Al parecer, en aquella reunión Cepión les prometió "el oro y el moro", a cambio de librarle de la incomoda presencia de Viriato. Parece ser que, al volver a su campamento tras la reunión, durmiendo ya Viriato como siempre con su armadura puesta, vilmente lo asesinaron apuñalándole, cobardes, en su cuello.
Como ratas retornaron al campamento romano a recibir su recompensa más Quinto Servilio Cepión se la negó, alegando únicamente: "Roma traditoribus non praemiat" es decir "Roma no paga a traidores".
El funeral del gran líder y guerrero carismático se dilató durante varios días. Su cadáver fue incinerado. Se realizaron cientos de ceremonias entre sus soldados y, según cuentan algunos, su tumba se halla sobre el Tormo Alto, una figura de piedra caliza ubicada en la ciudad encantada de Cuenca.

¡FELIZ LUNES Y FELIZ SEMANA!

"Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto"
Proverbio chino

"Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar"
Arthur Schopenhauer


P.S. Casilda se ha animado a recordar una historia que, no por muy conocida, deja ser siempre interesante, bella y actual. No hay que dejar pasar las oportunidades de recordar emocionantes pasajes de la historia, siempre tan aplicables a nuestra vida diaria.

5 comentarios:

  1. Siempre tan acertadas.
    Una de mis frases preferidas, la de Roma no paga a traidores.
    Cuestión de principios

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  2. siempre sorprendiéndonos con relatos históricos bien aplicables a la realidad! Un saludo desde Berlín!

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  3. Buen relato historico ,-Muy acertado como siempre Un saludo

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    1. Los traidores merecen que se les aplique su propia medicina. ¡Pobre Viriato! Le asesinaron sus hombres de confianza. A muchos hombres de valía les ha pasado lo mismo a lo largo de la historia. La codicia, las ansias de poder y la ambición desmesurada pueden ser veneno puro.
      Saludos
      MP

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  4. "Roma no paga a traidores" .. Siempre me pareció tremendo :):)
    Saludos!
    E.

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